jueves, septiembre 21, 2006

Orientación

Hay personas que nacen con algún pequeño defecto: unos son incapaces de distinguir el salmón ahumado del marinado, otros no tienen ni idea de cómo combinar correctamente un pantalón de tweed, y algunos carecen por completo de equilibrio y tropiezan cada dos por tres.
Resulta que yo nací sin ningún sentido de la orientación. En un día podía llegar a perderme hasta siete veces. Mi norte se convertía de improviso en un escurridizo sureste, y el oeste habitualmente jugaba a disfrazarse de cualquier otro punto cardinal.
En medio de semejante caos, tal vez debería haberme tatuado una brújula en el glúteo derecho, o haber empezado a dejar miguitas de pan a mi paso. O puede que lo más adecuado hubiera sido buscarme como marido a un capitán de barco, o un explorador o un pirata.
Pero en uno de mis extravíos apareciste tú, alguien tan desorientado o incluso más que yo, y por primera vez sentí que mi vida no tomaba el rumbo equivocado.

lunes, septiembre 04, 2006

Pequeño homenaje al amor

Hay gente que opina que la sociedad está dominada por el odio, el dinero, el poder y la violencia.
Yo, por el contrario, creo firmemente que lo que en última instancia mueve a este mundo es el amor.
Porque veo amor por todas partes, y aunque éste no suela aparecer en las portadas de los periódicos, siempre está ahí: puedes encontrarlo en parques y bibliotecas, en hospitales y cafeterías, en los andenes de cualquier estación o en la cara de cualquier transeúnte despistado que te cruces por la calle.
Y porque cuando los dos aviones chocaron contra las Torres Gemelas, ninguna de las llamadas que hicieron los pasajeros antes de morir fueron mensajes de odio o venganza.
Todas fueron de amor.