sábado, marzo 11, 2006

Horror

Ya han pasado dos años, y sigo recordando todo aquello como si acabara de ocurrir.
Aquel fue un día en el que todos cambiamos, nos volvimos más frágiles, más vulnerables.
Ese día también descubrimos lo mejor y lo peor del ser humano. Nos dimos cuenta del horror, de la injusticia que abofeteó nuestra cara, pero también pudimos comprobar cómo la gente se funde en un abrazo en la desgracia, y cómo en las situaciones límite las personas tratan de ayudarse en todo lo que está en sus manos...

Recuerdo que estábamos en clase, un jueves aburrido como tantos otros. También recuerdo que las noticias empezaron a llegar hasta nosotros poco a poco, en cuentagotas, durante los intercambios de las clases.
También me acuerdo que ante la magnitud de la situación nos echamos a las calles. Y que pensé que mi padre tenía que pasar por Atocha ese mismo día, para volver a casa el fin de semana. Y recuerdo el sudor frío por mi espalda, y cómo me dirigí a una de las cabinas de teléfonos de la facultad para intentar saber algo de él, porque siempre me quedo sin saldo cuando más lo necesito.
También tengo grabada en mi cabeza la imagen de mis amigos mirándome con esa cara de tensión, de preocupación mal contenida. Y los nervios, y la patada que se llevó la cabina, como si ella tuviera algo de culpa de todo lo que ocurría...
Yo fui un afortunado, finalmente hablé con él. Todo estaba bien. Escuché su voz, y él escuchó la mía.
Muchas personas no tuvieron esa misma suerte.
A todas ellas va dedicado este post, y las lágrimas mientras lo escribo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me uno a ti en ese recuerdo. Ojalá no tuviera que hacerlo.

Amneris F. dijo...

Otra de las muchas fechas dolorosas que recordamos año tras año... ojalá no se añada ninguna más

oisin dijo...

Luz Casal
Ecos

Recuerdo el día que
te fuiste una mañana de invierno
subiste en ese tren
e hicieron de mi vida un infierno
y los besos que entregué
te los llevaste demasiado lejos
Y me despierto en un vagón
ya me he pasado de estación
no me preguntes qué hago aquí
en las entrañas de Madrid
puede que exista una razón
que me robara el corazón, el corazón
Mil noches y una más
tratando de escapar de un mal sueño
oyendo en soledad
el llanto de los ecos eternos
¿Cuánto tiempo ha de pasar
para sentir que ya no estás viviendo?
Y me despierto en un vagón
ya me he pasado de estación
no me preguntes qué hago aquí
en las entrañas de Madrid
en las entrañas de Madrid.

luigi dijo...

Un triste día. De los más raros que recuerdo y recordare nunca. Para mi esta también lleno de telefonos, de cabinas. Creo que aquel día gaste una tarjeta entera.

belga_seg dijo...

Yo ya había descubierto lo peor y lo mejor del ser humano antes del 11-M...
besos Nacho.

Naxo dijo...

El dolor de ese día quedará marcado en todos nosotros para siempre. Ojalá nunca volvamos a ver nada parecido.
Un beso a todos