miércoles, febrero 08, 2006

Días sinceros

Una mañana, cuando despertemos, todo será diferente. Al principio no nos daremos cuenta de lo que ocurre, pero notaremos algo extraño cuando bajemos a la calle y la vecina vieja del tercero nos diga que nos odia a muerte por la fiesta que hicimos el sábado, y que desea que nos salga un quiste en los testículos o algo peor.
Después nos cruzaremos al portero, y en vez de responder a nuestro "buenos días" de toda la vida, nos dirá que ese pantalón vaquero nuevo nos hace un culo sensacional, y que ya le gustaría a él tocarlo.
Confusos (y un poco aterrorizados), nos dirigiremos a la cafetería de siempre a desayunar un café con leche con tres de sacarina y un donut. Cuando lo pidamos, el camarero nos dirá que a qué fin le pedimos siempre sacarina, si luego nos metemos entre pecho y espalda el donut, que es un bombazo de calorías. Y que tarde o temprano nos pasará factura.
Cuando terminemos el desayuno, todavía flipando por la salida que acaba de tener el camarero, nos marcharemos a la facultad. Antes de entrar nos encontraremos a un conocido, que nos dirá que qué nos ha ocurrido en el pelo, y que si se nos ha dormido un gato en la cabeza, porque ese peinado no es normal. En fin, sin comentarios...
Empezarán las clases, y uno de nuestros compañeros interrumpirá al profesor y le dirá que no hay nada más desagradable que pasar dos horas seguidas viéndole la cara. El profesor le responderá de la misma forma, la clase continuará y observaremos atónitos la surrealista escena.
En la hora libre uno de nuestros amigos nos dirá que se va a comer por su cuenta, que no le apetece escuchar nuestras gracias de siempre. Entonces le diremos a nuestra amiga Cristina que si tiene frío, porque se le marcan los pezones en la camiseta de una forma brutal, y que tenga cuidado porque igual nos saca un ojo con uno de ellos.
Cuando acabemos la jornada (toda llena de comentarios de ese estilo...) nos dirigiremos a la parada del autobús. Después de un cuarto de hora esperando, subiremos y estará hasta los topes.
Una vez que estemos arriba, una de las viajeras confesará a su marido por teléfono que está harta, que tiene un amante desde hace años y que no piensa volver a casa (y que, por cierto, tendrán que ir pensando en venderla). Nosotros ya no nos sorprenderemos de nada...
Entonces veremos al fondo del bus a ese chico tan guapo que suele volver a su casa a la misma hora que nosotros. Sentiremos la necesidad imperiosa de acercarnos a él, y de decirle que llevamos años observándole, y que ya va siendo hora de pedirle matrimonio. Y él nos responderá que vale, que sí, pero siempre y cuando no nos engordemos con el maldito donut que nos comemos cada mañana...

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Es como si nos supieramos los días de memoria,sin sorprendernos de lo que va a ocurrir segundos depués.Y sonreirle a la vida,cuando nos sale como mas o menos queremos.Tumbarnos en la cama,cerrar los ojos,y saber como va a ser el día siguiente...aunque lo que realmente emociona,o por lo menos a mí,es que me ocurra algo,que no esperaba,algo que quizás no merecía,pero que la vida me ha dejado ahí en medio,para cogerlo o no cogerlo...
Loa días son tan iguales...y tan diferentes...Un abrazo enorme!!!

"...y cada día que pasa es...uno más...parecido a ayer..."

Zurisaday Negrín Méndez dijo...

Parece casi el anuncio ese nuevo de coca-cola en el que se aplaude a la gente con decisión y con valentía para hacer las cosas jejeje.

Javier Herce dijo...

Muy ingenioso, sí señor. Me ha gustado.

NaT dijo...

Aunque ya te lo dije por mi Patio, vengo a decirte que qué guapo el la foto nueva :)

Es cierto que los días se hacen monótonos, despertar, trabajar, el café de media mañana, comer, más trabajo, vuelta a casa, cena, tele y ordenador, cama. Así un día y otro, siempre con la esperanza de que ocurra algo diferente, siempre mirando al frente o a los zapatos y sin darnos cuenta de que el cielo es cada día distinto.

Un besazo

Naxo dijo...

Graciasssssss :-)
Yo creo que el día que nos despertemos todos así, con esa sinceridad a flor de piel, cambiarán muchísimas cosas: habrá mogollón de bofetones, pero también ocurrirán muchas cosas geniales... habrá peticiones de matrimonio, sexo en ascensores, viajes sorpresa, cambios de vida, salidas de armario...
En fin, lo dejo aquí que se me va la pinza!
Besos sincerosss :-)

luigi dijo...

Lo quiero en la voz de Antonia San Juan, quiero ese día... Para mi son todos los días iguales también, pero intento disfrutarlos como si fueran el último. Llenarlos de tantas cosas que no sepa que hacer ni donde ir. Cuando no tengo plan, me dan como ganas de llorar, casi que no se estar en casa. Eso si, el día monotono de siempre, se me alegra cuando veo un guapisimo en el bus, que nunca es el mismo, siempre son distintos, y nunca me echan cuenta. Jajaja. Toda la vida con lo mismo. Un beso majico!

Naxo dijo...

Va a haber que hacer una escapada a madrid para ver a Antonia San Juan... me han dicho que está genial!
Si es que los autobuses dan mucho de sí eh? Ya que hay que cogerlos, pues a entretenerse toca... Lo importante es romper la monotonía con cualquier cosa!
Besos para ti también! ;-)